jueves, 16 de marzo de 2017

LA ROSETA HEXAPÉTALA

La flor de seis pétalos, también llamada rosácea, roseta hexapétala o hexafolia, ruedecilla céltica o flor galana, es una figura geométrica trazada a compás. Se confecciona sobre una circunferencia, dividiendo el perímetro de esta en seis partes iguales, y tomando el radio de la circunferencia se trazan seis semicircunferencias, dando como resultado una figura que recuerda a una rueda con seis ejes, de ahí su nombre de ruedecilla. 
Las primeras representaciones de este símbolo se plasmaban de esta forma, con la circunferencia exterior; posteriormente se omite el perímetro circular y, de este modo, parece una flor con seis pétalos.
Es un símbolo muy repetido en la historia del arte europeo ya desde la edad de bronce, pudiéndose encontrar en España con mucha frecuencia por toda la zona norte y en muchas iglesias románicas del Alto Aragón.
Representada por diferentes pueblos y civilizaciones, posee también distintos significados. Hay quienes la vinculan a ciclos lunares, y otros la han usado como símbolo de la reencarnación, de ahí su presencia en muchos monumentos funerarios o en estelas funerarias, pero de lo que no hay apenas dudas es que se trata de una representación solar.
En este sentido, el punto en el centro del círculo, sea rueda o flor, desde una época muy antigua, se ha tomado como la figura del sol, por ser el “corazón del Mundo”, y de esta forma ha permanecido hasta nuestros días, como un signo astrológico y astronómico del sol, por lo que muchos arqueólogos atribuyen a la rueda o la roseta hexapétala un significado exclusivamente solar, cuando en realidad tiene un significado mucho más profundo, ignorando que el sol en el Centro del Mundo es el Principio Divino.
                                                 
Bien en forma de rueda, bien en forma de flor,  en ambas acepciones nos remiten al simbolismo del centro del universo, puesto que, según René Guénon, aunque en la forma de flor no aparece trazado el perímetro exterior hay que considerarla como inscrita en una circunferencia que delimita su contorno. El Centro es el punto de partida de todas las cosas, el origen, el Principio, el Ser puro. De Él, por su irradiación, se producen todas las cosas, y el espacio producido con su irradiación es el conjunto de todos los seres y de todos los estados de Existencia que constituyen la manifestación universal.
Asímismo, si el centro es el punto de partida, también lo es de llegada: todo ha salido de El y todo debe regresar a El, puesto que sin El, todas las cosas no podrían subsistir, debiendo tener un vínculo permanente, figurado por los radios de la rueda o los pétalos de la flor, con un recorrido de ida y vuelta, en un ciclo constante de acción y cambio al que todos estamos sujetos.
Para muchas otras personas, y en la aceptación popular, este tipo de representaciones tienen un fin protector, similar al lauburu o religada, motivo por el que suelen aparecer en las fachadas de las casas con el objeto de ahuyentar los malos espíritus, habiéndose heredado esta creencia de los antiguos pueblos prerromanos, en concreto de los celtas, pudiéndose encontrar en los dinteles de las puertas, ventanas y balcones, muebles, aperos de labranza, y objetos cotidianos.
"Flor de la vida", formada por varias rosetas hexapétalas.





          Algunas civilizaciones y pueblos conquistadores representaban esta flor con cinco o con siete pétalos teniendo, metafísicamente hablando, el mismo significado que la hexapétala .Varias rosetas multipétalas, juntas y solapadas unas con otras, forman la flor de la vida, motivo empleado desde la antiguedad y en todo el mundo como patrón ornamental, y muy usado en el arte gótico, dando origen a los clásicos rosetones.



                       En Sos del rey Católico encontramos las tres variantes de cinco, seis y siete pétalos: una flor de cinco pétalos en uno de los balcones de casa de María Mola, en la calle Luna; una de siete pétalos en la fachada de la casa nº 10 de la calle Arquitecto Sainz de Vicuña, cerca del Parador de Turismo, protegida por una pequeña verja de forja; y varias hexapétalas solapadas, mucho más antiguas que las anteriores, localizadas en el exterior del ábside de la ermita de San Nicolás de Ceñito, bajo la ventana axial, geométricamente perfectas al haber sido trazadas con compás. Pero éstas no son las únicas, existen más repartidas por todo el casco urbano de Sos, pero están algo escondidas.

Flor de cinco pétalos.Casa María Mola. Sos del Rey Católico
Roseta heptapétala en la calle Sainz de Vicuña. Sos del Rey Católico
Rosetas hexapétalas en el ábside de la ermita de Ceñito. Sos del Rey Católico







BIBLIOGRAFÍA

-DORLING KINDERSLEY. Signos y símbolos. Ed. Dorling Kindersley. Gran Bretaña, 2008.
-RENÉ GUÉNON. Símbolos fundamentales de la Ciencia Sagrada. Paidos Ibérica. Barcelona, 1995.
En la web:
-terraepovo.blogia.com. Federico Traspedra. Simbolismo y arqueología de la rosácea.


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