viernes, 17 de mayo de 2019

COSTURERAS Y MODISTAS EN SOS



                    Son muchos los oficios artesanos y trabajos tradicionales que han desaparecido en la villa de Sos, al igual que en todo el territorio español;  y si en algún rincón de la geografía española queda alguno de ellos es casi seguro que persiste de forma casi testimonial o está a punto de extinguirse. Zapateros, guarnicioneros, lavanderas, lecheros, aguadores, hilanderas, molineros, carboneros, herreros, colchoneros, campaneros, barberos, tejeros, alfareros, telefonistas, costureras… y un largo etcétera ya no están entre nosotros, al menos en calidad de oficio manual o artesanal al más puro estilo tradicional, porque algunos de los oficios siguen existiendo, pero los avances tecnológicos  han transformado totalmente su manufactura.
              Unos oficios han desaparecido por haber sido sustituidos por una máquina, otros por quedar obsoletos según van cambiando las costumbres sociales o las nuevas tecnologías, y otros perdieron su puesto en la sociedad a causa de un sistema económico que les impedía competir en precios, distribución o ventas con la competencia. La revolución industrial y tecnológica y su constante evolución han hecho que muchos de estos oficios desaparezcan. Pero no nos llevemos las manos a la cabeza, no todo es destrucción, con las nuevas tecnologías surgen, a la vez, nuevos tipos de trabajo que contrarrestan estas pérdidas.
              
              Los oficios y trabajos tradicionales que realizaron nuestros padres y abuelos, y que en su día fueron imprescindibles para la sociedad, los recordaremos siempre con cariño, sobre todo quienes los conocieron, y con un especial reconocimiento hacia esos trabajadores, piezas clave en una economía rural como ha sido Sos, que trabajaron de sol a sol para ganar el sustento del núcleo familiar o para ayudar al mismo en una economía que en muchas ocasiones era de subsistencia.
                Como sería muy laborioso tratar individualmente todos estos oficios, en este post, y a modo de homenaje a todos ellos, vamos a referirnos especialmente al último de los citados en la relación de oficios anteriormente nombrados; al de las costureras; actividad que,  aunque ya nadie se  dedique a ella en Sos, ha conseguido perdurar en el tiempo, pues la costura es uno de los oficios artesanos que sigue en auge…. Y además Sos ha sido de siempre un pueblo con una gran tradición textil desde hace siglos.
               La costura es un arte con más de 20.000 años de antigüedad. Se tiene constancia que en las dos primeras décadas del Quinientos, sobre un censo de unos 450 habitantes, la industria textil en Sos dio trabajo, al menos, a 47 personas, de las cuales 21 fueron tejedores, 16 sastres, 8 pelaires, un calcetero y un tintorero[1], y esto se refleja fielmente en los inventarios de sus bienes,confirmando la práctica de actividades artesanales en sus casas, pues en la gran mayoría de relaciones de propiedades se mencionan fibras textiles, sobre todo de lino, estopa, cáñamo y lana[2].
           También, entre los judíos de Sos abundaron los tejedores y sastres. No sabemos cuántos había, pero sí tenemos constancia de su número tras la expulsión de los judíos, pues para cubrir los trabajos artesanos dejados por los hebreos vinieron a Sos numerosos inmigrantes artesanos. Sólo entre 1492 y 1498 se constata la presencia de cuatro tejedores y cuatro sastres[3] , llamándose uno de ellos Juan de Murillo.
                La moda fue cambiando con el tiempo y con ella la confección de las diversas prendas de vestir y la aparición de nuevos tejidos, pero para confeccionar tanto la ropa  de modas anteriores como la más moderna o cualquier otro artículo textil ( cortinas, tapices, manteles…) siempre se han necesitado costureras. Las costureras remendaban costuras rasgadas, bordaban, cosían botones, fruncían, cosían y realizaban cualquier labor relacionada con los arreglos de  prendas textiles, bien fueran en modo de confección, remiendos ,arreglos ornamentales u otro tipo de aplicación de las mismas. Cuenta la tradición que en sus trabajos se “quemaban” los ojos por coser a la luz de las velas, por eso Santa Lucía es, además de los ciegos, la patrona de modistas y costureras.
               
Antigua máquina de coser "SINGER"
                    Con el paso del tiempo el trabajo manual fue reemplazado por la industria y la manufactura mecánica, incrementando la capacidad de producción y disminuyendo el tiempo de fabricación y arreglos de telas y ropas. Uno de los primeros inventos que llegaron a España a principios del siglo XX para facilitar la labor de las costureras fue la máquina de coser, un novedoso artilugio que a través de una fuerza motriz originada mediante un pedal que se accionaba con el pie, transmitía, a través de una gran polea con una cuerda, la fuerza necesaria para mover a gran velocidad una aguja enebrada con un hilo de coser que multiplicaba velozmente las puntadas a realizar. Todo un avance en el mundo de la costura donde la empresa Singer fue la mayor exponente en nuestro país. Miles de estas primeras máquinas de coser empezaron a venderse en España. En Sos del Rey Católico fue Prudencio Gaztelu quien a principios de siglo llevaba la representación de las máquinas de coser Singer.
                A principios del siglo XX fueron muchas las costureras y modistas en Sos que se dedicaban a arreglar ropa, pues la manera de proveerse de ropa era, sobre todo en las clases sociales menos favorecidas, a través de la costura en el hogar, habilidad que toda mujer debía saber dominar desde su más temprana edad, ofreciendo algunas de ellas sus servicios a las casas más pudientes y de esta forma conseguir una pequeña retribución para aliviar algo sus economías domésticas que en muchos casos, y en tiempos difíciles, llegaba a ser precarias, pero afortunadamente el trabajo no faltaba; siempre había alguien en el pueblo que necesitaba arreglar una camisa, pantalón, blusa, vestido, falda, o incluso confeccionarse un traje, unas cortinas o cualquier otra prenda textil.
                Algunas costureras de Sos consiguieron hacer de su arte un oficio y se desplazaron a Zaragoza para incorporarse en talleres textiles o trabajando por cuenta propia ofreciendo sus servicios a las casas de los burgueses.
             Recordemos, entre otras muchas costureras, a Javiera Campaña, quien a principios de siglo también ejercía como planchadora y realizaba labores de alta costura; Purificación Villacampa, costurera y modista; Juana Iriarte, que hacía arreglos de costura para ayudar a la economía familiar y sacar adelante a su numerosa prole; Pilar Bueno Ibañez, modista de profesión que vió truncada su trayectoria profesional al ser fusilada en Madrid en 1939 cuando contaba tan sólo con 27 años de edad (Fue una de “las trece rosas” fusiladas en el cementerio de la Almudena, en Madrid); Isabel Artigas, Guadalupe Gayarre, Aurea Canaluche, Emiliana Gardé, Modesta Mojón y otras muchas que, hasta hace algunas décadas, en muchas ocasiones visitaban a las familias del municipio para hacer arreglos en su ropa. Arreglos que hoy en día ya no se hacen porque resulta más económico comprar una prenda nueva que mandarla a arreglar. 
               Hoy en día este oficio ha desaparecido de muchos pueblos y lo poco que queda de él se ha visto reducido a una simple “tienda de arreglos” en la capital, uno de los negocios que se beneficia de la crisis ya que muchas personas tampoco pueden permitirse la cultura del “usar y tirar” y mandan a arreglar la ropa, volviendo a aparecer incluso el “servicio a domicilio”. Lo que sí que ha perdurado es la ”alta costura” pero eso es ya otro tema.






[1] Abellá Samitier, J. La villa aragonesa de Sos, pp. 544-555
[2] Idem, pp. 545-551.
[3] Ibidem







BIBLIOGRAFÍA

-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Sos en la Baja Edad Media. I.F.C. (C.S.I.C.) Zaragoza, 2012

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